En los tiempos en que la optimización de una página se medía
en la cantidad de texto, en la densidad de palabras clave y en las palabras
mismas, escribir era fácil y editar era una monserga.
Aunque hay herramientas para acelerar un poco el proceso,
realmente resultaba agotador estar buscándole cómo meter una palabra para
juntar el tanto por ciento que recomendaban.
Peor aún, a veces ya había dicho todo lo que tenías que
decir y todavía te faltaba un buen para juntar las 500 palabras mínimo del
artículo.
¡Pero llegaron el Panda y el Pingüino!
A muchos nos pegaron (a mí me quitó un sitio del primer
lugar y me lo mandó por un tubo) pero al menos trajeron algo bueno: ya puedes
escribir como tú quieras.
Una de las cosas con las que nos penalizan ahora es con la famosa
sobre optimización.
Para Google, optimizar mucho implica manipular, así que te
toca un castigo para que se te quite.
Así que si metes muchas palabras clave, si siempre escribes
más o menos la misma cantidad de palabras, si utilizas el mismo texto ancla
para todos los enlaces… parece que hay que cuidarse más para que no te
castiguen que para levantar posiciones.
¿La ventaja? Que ahora ya le puedes meter tu estilo.
Si no te estresas por densidades ni esas cosas, el flujo de
tus artículos puede ser más natural, puedes escribir sin tener que pensarle
tanto y puedes meter lo que quieras de tu cosecha.
Como ahora te sale peor si sobre optimizas, entonces sale
mejor dejar que todo fluya naturalito. Antes había que balancear tener muchas palabras clave sin llegar al keyword stuffing, pero ahora ya no es necesario.
No parece mucha ventaja, pero para quienes nos dedicamos a
esto, créeme que hace las cosas más fáciles y entretenidas.
Con esto no quiero decir que las viejas reglas ya no
aplican, pero ya le podemos bajar un poco a la edición. A fin de cuentas, se
supone que esto es más fácil y mejor que trabajar de sol a sol. ¿No?